NO TE OLVIDES DE SOLTAR EL VASO A TIEMPO
¿Notas que te estás perdiendo grandes momentos que suceden en tu vida porque estás demasiado preocupado/a por algo? ¿Las preocupaciones ocupan la mayor parte de tus pensamientos a lo largo del día? Pues tienes que saber que es de vital importancia aprender a liberarse de los pensamientos negativos que nos impiden aprovechar los buenos momentos que ofrece el presente. Si te sientes agobiado/a por el estrés y las preocupaciones, la antigua fábula que no recuerda que hay que soltar el vaso es para ti.
«Una psicóloga daba vueltas por la sala mientras impartía una charla sobre cómo manejar el estrés. Cuando levantó un vaso con agua todos pensaron que iba a preguntar si el vaso estaba medio lleno o medio vacío, sin embargo, ella preguntó con una sonrisa: «¿Cuánto pesa este vaso con agua?».
Las respuestas variaron entre 100 gramos y 500 gramos. Ella contestó: «El peso absoluto no tiene realmente ninguna importancia, depende simplemente de cuánto tiempo sostento el vaso. Si lo sostengo durante un minuto no hay ningún problema. Si lo sostengo durante una hora me va a doler un poco un brazo. Si lo sostengo durante un día entero, entonces mi brazo se quedará entumecido y paralizado. En cada uno de esos casos, el peso del vaso no varía, pero cuanto más tiempo lo sostengamos, más pesado lo sentiremos».
Ella continúa: «El estrés y la preocupación son como este vaso de agua. Si pensamos en lo que nos preocupa un rato, no pasa nada, si pensamos en eso un poco más, comenzará a hacernos daño. Si pensamos en eso todos los días, nos sentiremos paralizados, incapaces de hacer nada. Es importante tener en cuenta que caer en eso es lo que te estresa, así que, tan pronto como puedas, suelta toda esa carga. No continúes esa espiral de pensamientos ni te los lleves a casa o a la cama. ¡Recuerda soltar el vaso de agua!».
¡LIBERA LA CARGA!
La fábula Soltar el vaso no quiere decir que no haya que preocuparse por nada. Porque si bien es cierto que es necesario tener cierto grado de preocupación, ésta no debe ser desmesurada ya que solo aporta negatividad a la vida.
En ciertas ocasiones la preocupación puede convertirse en una emoción inútil cuando, por ejemplo, tiene que ver con una situación del pasado (evidentemente no se puede cambiar lo que ya sucedió) o cuando se trata de un problema sin solución… y si la tiene no depende de nosotros. Si por el contrario, la solución está en nuestra mano, debemos dejar la pataleta a un lado y ponernos manos a la obra. Ya lo decía una oración de San Francisco de Asís: “Si está en tus manos hacer algo para solucionarlo ponte a trabajar inmediatamente, y si no puedes hacer nada, acéptalo y suéltalo”.
De hecho, la misma palabra lo dice: (pre)ocupación. Es decir, que se trata de un asunto que nos ocupa antes de lo que debiera, por lo que nos impide encargarnos de otros menesteres que requieren atención inmediata. La preocupación suele proceder del miedo. Éste nos hace creer que el problema es más grande lo que realmente es. Es condición sine qua non que no nos veamos ni sintamos más pequeños que el problema, sino más bien al revés . Recuerda que Soltar el vaso es sinónimo de liberarse de todo aquello que nos lastra; puesto que no aporta ningún beneficio a nuestra vida.
Muchas veces las preocupaciones van perdiendo fuerza en nuestra mente cuando nos hacemos las preguntas adecuadas, tales como: ¿Por qué me perturba tanto este problema?, ¿seguro que las consecuencias son tan graves?, ¿qué puedo hacer para solucionar este contratiempo? Hay que procurar sustituir los pensamientos negativos por otros positivos, disfrutar de lo que tenemos y agradecerlo, además de tener la certeza de que finalmente lograremos resolver esa dificultad. Si aún así el problema persiste, habría que buscar ayuda profesional.
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