Retorno al Salem’s Lot de Stephen King (Parte 2)

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Pero volvamos al solar de Salem y a Stephen King. King sienta una serie de precedentes que se convierten en características de su obra. Existen multitud de personajes interrelacionados, pero no es una novela coral. King se toma su tiempo en establecer un entramado de relaciones sociales, de personajes y de personalidades que van surgiendo a lo largo de las páginas, otorgándoles la profundidad necesaria y el empaque para que cuadren en el marco de la ciudad de Salem’s Lot. Y este es otro de sus puntales, la creación de las ciudades ficticias (se llamen Derry, Castle Rock o, como es el caso, Jerusalem’s Lot) donde desarrolla las acciones de sus novelas. Aunando estos dos conceptos, Stephen King se ha convertido en un maestro en lo que algunos denominan terror-en-tu-patio-trasero.

Tanto la gente que pululan por las páginas del maestro, como la misma ciudad que sirve de marco para sus interacciones sociales, aportan a sus obras una apariencia de veracidad que hace que muchas veces te olvides de que es una novela. Pero, de repente, esa cotidianeidad y esa apacible apariencia se ven rotas por la inserción del “monstruo”. En el caso que estamos viendo *ATENCION DESTRIPANDO* es el retorno del hijo prodigo de Salem’s Lot, el escritor Ben Mears. Dicho evento coincide con la compra de la mansión de los Marsten – supuestamente encantada- por un anticuario y comerciante de arte llamado Richard K. Straker que también se instala en el pueblo, y que tiene como socio a un misterioso y siempre ausente Kurt Barlow. De esta manera, Stephen King rinde homenaje, por ejemplo, a Shirley Jackson y su “La maldición de Hill House” (1959) a la que King considera una de las mejores novelas de terror del siglo XX. A partir de ahí, la historia se empieza a convertir en una escalada de funestas situaciones: primero, aparece el perro del guardián del cementerio empalado en las verjas del mismo; luego, desaparece el pequeño de los hermanos Glick; a continuación, muere el hermano mayor aquejado de una inexplicable anemia…

Marsten House Stephen King
La Mansión Marsten: buen rollo, ¿a qué sí?

Salem’s Lot, de la palabra escrita por Stephen King a las imágenes.

Pero lo mejor vino un 17 de noviembre de 1979, cuando la CBS proyectó una mini serie compuesta por dos episodios (el otro se lanzó el 24 de noviembre) con una duración completa de 200 minutos. Señalo la duración porque, con el paso de los años y las reposiciones, se han llegado a publicar hasta cuatro versiones distintas del metraje: la de la CBS es la más completa; luego, hubo dos versiones más en DVD sobre los 184 minutos y otra aún más recortada como película de 112 minutos.

Stephen King Cast Salem's Lot
Anuncio de Salem’s Lot en la guía televisiva de 1979.

El director designado en un principio era George A. Romero (“La noche de los muertos vivientes”, 1968) pero se retiró del proyecto porque no creía que pudiese hacer la película que él quería hacer bajo ciertas demandas de la cadena de televisión. Ocupó su lugar Toobe Hooper, que en 1974 había cambiado el género del cine de terror con la áspera y malsana “La Matanza de Texas”. La mini serie fue grabada entre julio y agosto de 1979 con un presupuesto de unos cuatro millones de dólares. Grandes nombres circularon por la pantalla: James Mason con el misterioso Richard K. Straker, David Soul (reconocidísimo por su papel como Hutch, en la serie de culto “Starsky & Hutch”) aquí daba vida al escritor Ben Mears

En España, la serie se emitió a partir del 31 de mayo de 1982 bajo el nombre de “El misterio de Salem’s Lot” y, oh, niños y niñas, aterrorizó a toda una generación de púberes (entre los que me incluyo). Aprovechando el cuadragésimo aniversario de su estreno por la cadena CBS, me he dedicado al revisionado. A modo de homenaje hacia el vampiro más clásico, el personaje de Kurt Barlow es una clara copia del Conde Orlok (“Nosferatu” de F.W. Murnau). Tiene cosas bastante pueriles e inocentes como la muerte de Majorie Glick o esa tendencia (que todavía se estila hoy en día) que tienen las protagonistas femeninas de ir hacia el peligro en vez de huir de él (Todo el mundo está muriendo y convirtiéndose en vampiro: – “Vaya, la casa de los Marsten – que tiene fama de encantada y parece ser el actual foco de dicha invasión vampírica-  parece un buen sitio para empezar a investigar”). Pero aun así, tiene momentos escalofriantes como estos.

El secreto es sencillo y es otra de las genialidades que caracterizaban a Toobe Hooper: estas escenas fueron grabadas al revés para darle un aspecto más alucinante. Del mismo modo, los niños no estaban colgados de cables, sino en una grúa.

*ATENCION DESTRIPANDO* Pero la obra de Stephen King no acaba aquí. El sacerdote católico del pueblo, Donald Callahan, es atacado por Barlow que le obliga a beber su sangre en un burdo remedo de las ceremonias católicas, dejándolo entre el mundo de los vivos y de los muertos, impío para su fe pero incapaz de cometer suicidio. Toma un autobús y desaparece del pueblo antes del apocalíptico final. Pero, ¿desaparece Callahan de la historia? Sí. ¿Desaparece del Universo King? Ni por asomo, reaparece en la épica saga de “La Torre Oscura”, en el volumen quinto “Lobos del Calla” (2003), sexto “Canción de Susannah” (2004) y séptimo “La Torre Oscura” (2004). Aparte, otra de las recurrencias del Universo King, el maestro recupera la ciudad para otros cuentos: “Un trago de despedida” y “Los misterios del gusano”.

Pero, como digo, recuperar a lo largo de esta semana, la adaptación de Toobe Hooper me ha hecho ver que hay cosas que, como el buen vino, han sabido envejecer bien, y que demuestran que Stephen King lleva el terror… en la sangre.

¿Quieres saber más sobre el maestro del terror, Stephen King?

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