René de RESIDENTE: el sutil arte de desnudarse ante una cámara.

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Vamos a comenzar este post como San Pedro, negando tres veces. No, no y no. Yo no quería escribir sobre esto. No, yo no quería. Preferiría no haberme visto obligado a escribir sobre este tema; seguir pensando que mi vida y todas sus circunstancias es como la de otras personas, no plena, pero con sus altibajos, con sus luces y sus sombras y que… bueno, que uno hace lo que puede, y sobre la vida, no voy a parafrasear a Sampedro, a Wilde o mencionar cualquier otro aforismo de tal o cual filosofía. Pero, cuando uno se encuentra con un tema como el de RESIDENTE, llamado “René” y se le queda clavado en el disco duro repitiéndose en bucle, cuando uno se emociona con cada verso, cuando llora al escucharlo, entonces… entonces, sí, hay que hablar de “René” de RESIDENTE.

René Pérez Jolgar nació en San Juan, Puerto Rico, un 23 de febrero de 1978. Hijo de Reinaldo Pérez Ramírez, abogado laboralista, músico y escritor y de Flor Joglar de Gracia, actriz de teatro y madre y mil cosas más (como todas las madres). De niño, René vivió junto a su madre y hermanos en el pueblo de Trujillo Alto, barrio de clase media en el área metropolitana de San Juan, donde estuvo rodeado de música, arte y deporte. Aprendió de manera autodidacta a tocar la guitarra y tomó clases de trombón y batería (a los doce años ya andaba aporreando los timbales en la banda de la escuela). Si bien mostraba interés por el dibujo y la música su pasión siempre fue el béisbol (de hecho, lo practicó durante muchos años hasta que terminó la escuela superior).

Licenciado en la Escuela de Artes Plásticas de San Juan, estudió un posgrado de Bellas Artes becado en el Savannah College of Art and Design (Georgia, USA). De aquellos años adoptó el sobrenombre de Residente, debido a que era así como tenía que identificarse con la guardia cada vez que regresaba a su hogar en Trujillo Alto. De aquellos años también retoma su hábito de escribir poesía y de rapear. Acabó uniendo fuerzas con su hermanastro Eduardo Cabra Martinez, multi-instrumentalista, productor, músico y compositor (que acabaría siendo conocido como Visitante). La medio hermana de ambos, Ileana Mercedes Cabra Joglar, iLe o PG-13, acabaría siendo la voz femenina del grupo. ¿Qué grupo? No vamos a descubrir nada nuevo, ya lo sabéis, CALLE 13.

René Residente y Visitante
CALLE 13 en los Grammy Latinos 2011.

No, no vamos a descubrir a CALLE 13 a estas alturas de la película. Después de unos diez años de vida, ahora mismo están en un hiatus desde 2014, para que cada uno de los miembros se dedique a sus proyectos personales. Pero si debemos recordar que la banda boricua siempre se caracterizó por su ecléctica propuesta musical que se iba acrecentando a cada disco así como su compromiso social, hecho que se reflejaba en sus letras. Del Rap político al Hip-Hop latino, de la fusión latina a la música electrónica o a la del mundo… No por nada, es la banda de música urbana con más premios Grammy en su haber (casi treinta). Sólo en los premios Grammy Latinos de 2011, su álbum “Entren los que quieran” (2010) se llevó nueve premios. Y de ese álbum, se puede extraer una maravilla como este himno, “Latinoamérica”.

Pero bueno, como hemos dicho, la banda CALLE 13 está en un descanso. Cada uno de los componentes, Residente y Visitante, e incluso iLe con sus proyectos personales: producciones, colaboraciones, etc… Pero hete aquí, que un día, René comenzó a sentirse mal, como que le faltaba el aire…

Sí, a partir de aquella experiencia comenzó a escribir el tema que nos ocupa y del que estamos hablando, aunque yo no quería hablar del mismo. Si queréis hablamos de otros temas brutales por su sinceridad y su honradez, como el “What it’s Like” de EVERLAST  que da una clase magistral de empatía y nos invita a caminar en los zapatos de otra persona antes de criticarla. O por ejemplo, la versión que hizo JOHNNY CASH del “Hurt” de NIN, haciéndola suya. De hecho, se dice, que el propio líder de la banda industrial, Trent Reznor, al ver el escueto y sentido video grabado en la casa del hombre de negro, acabó llorando, asumiendo que aquella canción ya no era suya, sino de CASH.

El origen de la canción es ese momento en el que una persona se rompe, en el que caen las máscaras y queda la verdad desnuda, la dolorosa y desnuda verdad de una persona. Pero la suerte que tienen las personas que están conectados con su vena artística es que pueden darle salida y forma de una manera especial y hermosa. Recordemos una de las frases del escritor nigeriano Chinua Achebe:

René el sufrimiento
El sufrimiento debiera ser creativo…

Pues a René se le ocurrió una idea bien sencilla, tan sencilla que tenía que funcionar por defecto. Se volvió a su pueblo, a su Trujillo Alto natal, aquel pueblo que lo vio nacer y grabó un video para la letra que había escrito a partir de aquella crisis. Simple y efectivo. Sin grandes medios y pomposidad, sólo un par de cámaras, un drone y René rompiendo la cuarta pared, y hablándole directamente al que en ese momento visualice el video. ¿El decorado? Nada tan simple como el viejo diamante de un campo de béisbol, y ya la primera frase nos da una idea de la inteligencia y de los juegos de palabras de Residente: “[…] Desde pequeño quería ser beisbolista / No llegué, así que aprendí a batear hits / Por encima de una pista […]”

Pero recordad el origen de esta canción, el momento más bajo de René Pérez Joglar encerrado en la habitación de un hotel con un ataque de ansiedad. Fuera caretas, fuera el glamour de las estrellas de Rock. Olvídate de Residente y conoce a René. Descubre como tiene pánico a los aviones y los sigue utilizando. Escucha como, mediante un simple juego de complementación de opuestos, te describe poéticamente su lucha intestina: “[…]Y aunque en la calle me reconocen / Ya ni mis amigos me conocen / Estoy triste y me río / El concierto está lleno pero yo estoy vacío […]” Pero esto sólo es el inicio.

Porque técnicamente el tema es simple, sencillo, una línea base de cuerdas, tres o cuatro acordes, a lo sumo, al piano, un sample de la voz de la madre, otro de RUBEN BLADES… y René (que no Residente) desnudándose ante la cámara. Ya habíamos tenido atisbos de la historia del rapero en otro tema como “Adentro” de su álbum “MultiViral” (2014), que aparte de la oportuna denuncia social (“Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden»), se habla de un beef con Cosculluela… Pero es aquí, donde conocemos a René (no a Residente). Y lo que es su sinceridad brutal, ver como se le ilumina la cara al recordar a su pana Cristopher y cuál fue el desgarrado desenlace de esa parte de su historia… Y el tema se sigue desarrollando, y llega a un final enternecedor cuando, por primera vez, se muestra la cara de su hijo Milo, fruto de su relación con Soledad Fandiño, y con ese simple gesto, lo que nos muestra es, simple y llanamente, esperanza y una mejorada versión de si mismo.

(P.D.: publicado a fecha 28/02/2020, lleva casi los ochenta millones de reproducciones).

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