El nombramiento de Màxim Huerta como Ministro de Cultura y Deporte desata la polémica
El pasado 6 de junio el recién estrenado como Presidente, Pedro Sánchez, nombró a los que serán ministros de este nuevo Gobierno. Y, la mayor de las sorpresas vino cuando pronunció el nombre del nuevo Ministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta.
Màxim Huerta, el que ahora estará al mando del Ministerio de Cultura y Deporte, fue presentador sustituto del popular magazine de las mañanas, El programa de Ana Rosa. Curiosamente, este programa es uno de los que mayor cuota de audiencia alcanza en el horario de mañana. Sin embargo, parece que este trabajo del Ministro resulta para algunos razón suficiente para menospreciar e infravalorar sus méritos.
Recordemos que Màxim Huerta es Licenciado en Periodismo y ha trabajado en RNE, Canal 9, Las Provincias y otros medios. Además, en los últimos años ha desarrollado su faceta como escritor publicando siete novelas, siéndole otorgado el Premio Primavera de Novela por La noche soñada. Simplemente por esta trayectoria no va a suponer que vaya a desarrollar sus funciones de forma excepcional ni que vaya a ser competente íntegramente en todas sus labores. No obstante, no deberíamos limitar su formación y trabajo a El programa de Ana Rosa.

Y, en adición, me gustaría apuntar algo importante. El hecho de que un periodista se dedique a la crónica social no significa que tenga menos valía o que sea más inculto que aquel que se dedica a otros ámbitos. Del mismo modo, ocurre con las personas que consumen este tipo de televisión.
La cultura nunca puede ser elitista. El consumo de determinados programas no debe etiquetar o clasificar a nadie, ¿acaso decantarse por el entretenimiento en un determinado momento es excluyente de disfrutar de productos culturales en otro?
Otra polémica, a Huerta también le han llovido las críticas por unos tweets en los que decía odiar hacer deporte, ya que no creen que sea coherente ejercer como Ministro de Cultura y Deporte y odiar hacer deporte. Sin embargo, a mi parecer, es compatible defender y tener, incluso, pasión por el deporte y que no te agrade practicarlo. Pero bueno, es cierto que nuestros ministros precedentes han sido destacados atletas –véase Íñigo Méndez de Vigo o José Ignacio Wert-.
Donde debemos poner la vista es en sus últimas declaraciones, el Ministro ha dicho: “No soy aficionado a los toros, pero mis gustos no tienen por qué coincidir con todas las sensibilidades”. Esto sí. Aquí sí tenemos que hacer crítica y reclamarle al señor Huerta que la tauromaquia no es un distintivo cultural de España y que la tortura pública de un animal no puede estar subvencionada con dinero público, estamos en el siglo XXI.
Es bastante curioso que el nuevo Ministro siempre haya defendido la abolición de los toros y, de hecho, cuando fue nombrado como tal se rumoreaba que la tauromaquia peligraba. Entonces, ¿y este cambio de opinión?
Cuando Sánchez anunció quiénes ocuparían cada cartera, experimenté una grata sorpresa al conocer que el periodista sería el encargado de la cultura, pero la alegría dura poco en casa del pobre, y parece ser que ya se están preocupando más de no causar polémica y asegurar votos que de defender los supuestos principios que decían tener.

Esperemos que el mundo de la cultura, el cual han dejado moribundo los populares, no siga agonizando con los socialistas. La cultura es una pieza fundamental de la sociedad y nuestra seña de identidad, además, la nuestra en particular debe hacernos sentir verdaderamente orgullosos. Nuestra literatura, nuestro cine, nuestra música y nuestra pintura llevan nombres propios que han atravesado fronteras llevando lejos el nombre de nuestro país.
Por ello, te rogamos óyenos, Màxim, y no permitas que Francisco Rivera o José Tomás se conviertan en símbolos culturales de nuestro país en detrimento de Cervantes, Lorca, Picasso, Dalí, Almodóvar, Bayona, Falla o Plácido Domingo. Es hora de aprender a diferenciar.
En nuestra web podrás aclarar tus dudas acerca de la moción de censura que dio paso al nuevo gobierno socialista.