La carta se quedó ahí, y las noticias se iban sucediendo una tras otra. Se estudia la cancelación del concierto de LOS CHIKOS DEL MAIZ; está en manos de la sección jurídica; Salamanca, como ciudad de concordia; incitación a la violencia en las letras, etc… En el ínterin, disfruté del concierto de Alabama Gospel Choir, el 21 de diciembre en el CAEM. Ya he indicado que soy un melómano irredento y acabar un recital con un “Oh, Happy day” con un auditorio entregado y dando palmas, no tiene precio. Pero…

Dicebamus hesterna die… La noticia aparece en los medios después de un debate en el Consistorio de Charrajevo donde participan todas las fuerzas políticas. Algunos hacen el ridículo refiriéndose a la banda como “Los chicos del Cereal Kellogg’s” queriendo hacer una gracieta y obviando el origen literario del nombre de la banda. “Los chicos del maíz” es un cuento de Stephen King, publicado en la colección de cuentos de 1978, “El umbral de la noche”. No pasa nada por leer algo de vez en cuando (se amplía el vocabulario y se cultiva la mente… ya hemos hablado de ello: pensamiento crítico, perspectiva, bla, bla, bla…). Mediante el uso de circunloquios se evita la palabra censura, y se indica que a LOS CHIKOS DEL MAIZ no se les prohíbe cantar, pero se procede a una resolución contractual. Efectivamente, como se puede ver en el cartel de su gira COMANCHERIA, han tenido y tienen todavia muchas fechas, casi todas con entradas agotadas, por lo que pueden seguir cantando, pero SALAMANCA, Charrajevo, ciudad de Saberes y de Concordia, rescinde el contrato. Que canten, pero aquí no. ¡LOS CHIKOS DEL MAIZ y SALAMANCA, mal, no, caca!
Por su parte, Virginia Carrera hace referencia a “una censura que nunca se marchó de Salamanca” y retornamos a los tiempos del “Vencereis, pero no convenceréis”. Y, a pesar de que al parecer no lo pronunció así Unamuno, retomemos aquellas palabras que, por desgracia, me suenan tan quijotescas y premonitorias: “[…] Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España. […]”
Lo que si se permite son otros actos de dudoso origen e intenciones.
Y cierro ya mi reflexión con el retorno hacia la primera parte del post, donde hablaba del ocio estéril. A nivel nacional, el día de Nochebuena, ya sabemos, el habitual discurso del Rey en todas las cadenas. A continuación, Telepasión (¡21 ediciones desde 1990!). Y después, hablando de aquellos programas y de aquellos productos simplones que nos quieren vender como “músicos” un recital de David Bisbal (salido directamente de la primera edición de Operación Triunfo). Del mismo modo, Antena 3 ofrece un refrito de lo mejor del año. Lo infumable en Cuatro con First Dates y Telecinco con Mi nochebuena es la tuya, con Bertín Osborne. Como ya dije al principio de la reflexión, la solución es bien diáfana y así la he aplicado en mi caso: al que no le guste, que no vaya (o que apague la tele y disfrute de la compañía de familiares, un libro, gatos o lo que le venga en gana).
Como decía a nivel nacional, pero a nivel local, me retrotraigo a otro evento, también de ocio esteril y que también que comenzó como una tradición estudiantil de comer doce gominolas antes del descanso navideño, pero que con el paso de los años se ha convertido en un macro evento que “adorna” nuestra ágora. Tal como indica la noticia, en efecto: Salamanca, ciudad de concordia, de Saberes, la muy culta y muy docta…

En ambos casos y para cerrar (ahora sí que sí) recuerdo dos novelas que me parecen enlazadas de una manera asombrosa. “1984” de George Orwell, nos relata la distopía en la que nos encontramos inmersos, abotargados bajo los lemas del partido “Guerra es Paz, Libertad es Esclavitud, Ignorancia es Fuerza”. Y sí, hay un Gran Hermano que nos vigila (llámalo Google, llámalo Amazon, o como quieras), y que nos lava el cerebro a través de las pantallas. Y sí, hay una Policía del Pensamiento que nos protege de nosotros mismos, del pensamiento autónomo y crítico. Y en caso de que algo nos inquiete o zumbe rabioso en nuestro cerebro, nada como un par de pastillas de Soma, la droga de “Un mundo feliz” de Aldous Huxley. Soma u ocio estéril, pero que los jóvenes (entre los que al parecer estoy incluido a pesar de que servidor que le escribe ronda la cincuentena y peina canas) no piensen. Por suerte, para evitar eso, está la Universidad de Salamanca (capital europea de la Cultura en 2002), una de las más antiguas del mundo (que siempre es conveniente recordar estas cosas, tanto para lo bueno como para lo malo) y con ella, la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.
Y con respecto al concierto de LOS CHIKOS DEL MAIZ, reitero la diáfana solución: el que no quiera ir, que no vaya. Yo, por mi parte, prefiero ser Comanche.
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