El pasado jueves 10 de octubre el presidente de VOX, Santiago Abascal, visitó el Hormiguero de Antena3. Pese a que el programa fue líder de audiencia y uno de los más vistos de toda la trayectoria del TV show de Pablo Motos, la red social Twitter ardía con los comentarios que pedían boicotear la entrevista del político.
El partido político al que representa Santiago Abascal es situado por muchos en la extrema derecha y bien es cierto que promulga valores conservadores que atentan contra el progreso y la reconciliación de España. No obstante, VOX consiguió 24 diputados en los últimos comicios y han sido claves para el gobierno del Partido Popular en Andalucía y Madrid.

Uno de los elementos fundamentales que distinguen a una verdadera democracia es la libertad de expresión. La democracia, como otras tantas cosas, es un concepto cada vez más corrupto y degradado; pero, no podemos renunciar a la libertad de diálogo y expresión de distintas ideas en un mismo espacio. Precisamente aquellos que se autodenominan progresistas están comportándose como la derecha que niega otros pensamientos distintos a los propios.
El hecho de que un partido ultraconservador como VOX tenga cabida en los medios de comunicación es totalmente legítimo y, es más, me atrevería a decir que positivo. Una razón obvia es que todos los partidos con presencia en el Congreso tienen derecho a la visión pública, puesto que representan a una parte de los españoles. Además, los ciudadanos deben conocer qué valores sociales defienden y qué estrategias políticas utilizan para discernir entre aquellos que creen que van a defender los intereses sociales de los españoles y los que no.
Nos agrade o no, VOX es una realidad. Los españoles y, más aún, la clase política deberíamos reflexionar y hacer autocrítica de por qué un partido retrógrado en avances sociales ha conseguido tantos apoyos; en lugar de esconder su existencia y ocultar una evidencia.
La polémica sobre si determinados partidos con unos ideales conflictivos tienen o no derecho a expresarse públicamente ya se sometió a debate cuando Arnaldo Otegi, líder de EH Bildu y exmiembro de ETA, visitó en el mes de junio Televisión Española. ¿Un exparticipante de una banda terrorista es merecedor de un espacio público para defender a su partido? Pues como actual presidente de un partido político en un estado democrático es totalmente lícito, ya que pueden votarle, que explique en qué consiste su formación política.

No podemos evitar que grupos políticos legales de nuestro país hagan pública su ideología, de hecho, es necesario que se manifiesten para que los votantes conozcamos a quiénes nos gobiernan y a qué extractos sociales están representando.
Dejemos libertad, diálogo, consenso, y aceptemos que existen muchas Españas y que todas y cada una de ellas conviven en el mismo territorio. La ocultación y el negacionismo no van a conducir al respeto y la estabilidad social, los españoles todavía no somos capaces de respetar y asumir las diferencias. Es evidente -le pese a quién le pese- que si España fuera de un solo color, no sería la misma.
Negar un hecho es lo más fácil del mundo. mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo el hecho
ISAAC ASIMOV
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