EL TONTO DE LA TABERNA
Vivimos en una sociedad superficial en la que se suele juzgar a las personas por su apariencia, sin esperar siquiera conocerlas. Por desgracia, el carácter y los valores de las personas pasan a un segundo plano. Por eso la estimación exterior que hacemos sobre una persona, no siempre es la acertada. Siempre estará el clásico grupito de «valientes» que pretenden humillar a una persona tímida y/o solitaria. En el fondo lo hacen para ocultar su baja autoestima y nula personalidad; sintiéndose así mejor con ellos mismos. Pero… ¿y si nada es lo que parece? Vamos a comprobarlo en el cuento: El tonto de la taberna.
«Ellos se rien de mí por ser diferente, yo me rio de todos por ser iguales.» – Kurt Cobain
Se cuenta que en una localidad, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados a cambio de limosnas. Diariamente algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían elegir entre dos monedas: una de tamaño grande de 400 reales y otra de menor tamaño, pero de 2.000 reales. Él siempre cogía la más grande y de menor valor, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si aún no se había dado cuenta que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió:
– «Lo sé, no soy tan tonto, vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el juego acaba y no volveré a ganar mi moneda».
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La moraleja de esta historia es que a veces las apariencias engañan. En este caso, el que aparenta ser tonto es realmente el inteligente que se ríe (y además se beneficia económicamente) de quienes creen ridiculizarlo. Por otro lado, nos da una segunda lección: Una ambición desmesurada puede acabar con tu fuente de ingresos.
Este cuento también nos enseña que no importan lo que los demás piensen de uno. Lo verdaderamente relevante es lo que uno piensa de sí mismo. Y por último, no me gustaría finalizar este artículo sin incluir una cita de Woody Allen que me parece muy apropiado para este cuento: «La ventaja de ser inteligente es que se puede fingir ser imbécil, mientras lo contrario es totalmente imposible».
¿Tienes problemas de autoestima? Recupérala leyendo la metáfora del billete arrugado.
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felicidades, es una paradoja de la vida real, que permite llegar a la convicción de que el valor de la persona, radica en el conocimiento que tiene de si mismo y su razón conductual, no lo que piensen los demás.
¡Así es! Aunque a mí este cuento siempre me ha recordado la frase: «No hay nada mejor que pasar por idiota a ojos de un imbécil». Gracias por leer el comentario y por comentar. 😉