EL SILENCIO DE OTROS

El Silencio de Otros se ha convertido en todo un fenómeno desde su estreno. Hacen un llamamiento contra el olvido, a través de la «Querella Argentina». El filme ha recibido numerosos premios.

Corría el año 2010, cuando el 14 de abril se daba un paso histórico. Por primera vez, y tras más de cuarenta años de silencio, se presentaba una querella en un tribunal que investigase los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo. Los delitos que recogía la querella eran los siguientes: «homicidio, homicidio agravado, privación ilegal de la libertad calificada por la aplicación de torturas y demás delitos que resulten de la investigación, cometidos en España en el período comprendido entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977, fecha de las primeras elecciones parlamentarias libres y pluralistas desde las de 16 de febrero de 1936». Aquí arranca «El Silencio de Otros», de la mano de Almudena Carracedo y Robert Bahar.

Pero esta querella no se presentó en España, sino a más de 10.000 km de distancia. Fue en Argentina donde se inició el procedimiento, aludiendo al principio de justicia universal. Desde ese momento, se conocería como «Querella Argentina». Aunque en un inicio se basó en un único caso, con el paso del tiempo se fueron sumando querellantes, ascendiendo a cientos y cientos de afectados.

«El Silencio de Otros» cuenta esta historia, una lucha por la justicia, la verdad y la reparación. Filmada a lo largo de seis años desde el inicio del procedimiento penal, el documental acompaña a numerosos afectados, víctimas del franquismo, que han permanecido calladas durante mucho tiempo. Salen a la luz testimonios escalofriantes de un sufrimiento silenciado por «El Pacto del Olvido» o «Ley de Amnistía«.

Esta ley amnistiaba a presos políticos, además de dejar sin efecto a un amplio abanico de delitos, entre los que estaban el de asesinato, secuestro, rebelión… En la realidad, esta ley, que quería estabilizar el nuevo régimen vislumbrado tras la transición, está impidiendo la investigación de crímenes, pues los considera prescritos, mientras que oganizaciones de DDHH consideran que los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles. Numerosas OOII han pedido formalmente su derogación, argumentando que impiden la investigación efectiva de crímenes, torturas, desapariciones forzadas…

El Silencio de Otros cuenta historias acalladas con el paso del tiempo

A lo largo de la película contamos con valiosos testimonios: víctimas que buscan a sus familiares para darle una sepultura digna, mujeres a las que les arrebataron sus hijos, víctimas de torturas…así como de María Servini, la jueza encargada de esta causa y numerosos abogados especialistas en DDHH, como Carlos Slepoy y Ana Mesuti, cuyo caso tuvo final feliz. Servini llegó incluso a pedir extradición de 19 personas, entre ellas, José Antonio González Pachecho, alias «Billy el Niño». «Billy el Niño» tiene acusaciones de torturas, así como Martín Villa. Ambos tienen una condecoración por la que perciben un sueldo público.

La lucha de estas personas es larga, dura y desesperante. Ante el veto de la justicia española de tomar declaración mediante videoconferencia, los querellantes se ven obligados a embarcar a Argentina para testificar de forma presencial. Entre los querellantes, encontramos a Ascensión Mendieta, que con más de 80 años ha decidido viajar hasta Argentina para poder buscar a su padre, fusilado cuando era dirigente de UGT en Sacedón. La lucha de Ascensión tuvo final feliz, pues vio como, tras toda una vida luchando, en 2017 se le daba sepultura a Timoteo Mendieta, su progenitor. Otros aún siguen esperando a los lentos trámites judiciales, pero el antecedente de Timoteo Mendieta da un halo de esperanza a miles de familias.

«El Silencio de Otros» tiene un indudable valor artístico. Pero su verdadero peso no recae ahí. El precio de esta película es el grito contra el olvido. Son sus testimonios, la historia que cuentan. Intentan hacernos partícipes de una lucha que no es sólo de las victimas, si no de toda la sociedad. Ellos no piden más que justicia, saber donde están sus familiares, sus hijos e hijas, así como que se les repare el daño moral y físico afligido.

Un país que se enorgullece de democracia no puede permitir que 140.000 personas (2º país del mundo, tras Camboya) aún permanezcan en paradero desconocido, víctimas de desapariciones forzadas o asesinatos. Miles de familias buscan justicia, reparación, y sobre todo dignidad. Es la labor de un país democrático que todas las personas tengan la dignidad suficiente, mas allá de su ideología, o del bando que estuvieron hace más de 80 años. No es propio de una democracia que «Billy, el Niño» puede campar a sus anchas por Madrid, percibiendo un sueldo público, y estas familias no pueden acudir a la justicia de su país para que busquen a sus padres, abuelos, hijos…o que se les reconozcan las torturas sufridas.

Es la labor de todos construir una democracia que no silencie a nadie. «El Silencio de Otros» tiene el valor de ponerles un foco mediático. Han conseguido, entre otros premios, un Goya al Mejor Documental. También han conseguido colocar en la televisión pública: emitirán «El Silencio de Otros» en La 2. El 4 de abril, y como colofón a un especial por el 80 aniversario del fin de la Guerra Civil, podrá verse en prime time un documental denunciando la impunidad y el olvido de los crímenes franquistas. 

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