En Cándido, o el optimismo (de su título original en francés Candide, ou l’Optimisme), Voltaire usa el sarcasmo y la ironía para desenmascarar la intolerancia, el fanatismo, los abusos de los europeos que hacían las américas, los artificios sociales… en definitiva, los engaños e inmundicias inherentes al ser humano, que a menudo no son muy diferentes a la forma en la que nos comportamos hoy en día.
Sin embargo, la historia del joven Cándido es el hilo conductor de esta obra maestra de la literatura universal. Cándido es discípulo de Pangloss, que a su vez fue discípulo de Leibniz y representa a este famoso filósofo, y se ve obligado a deconstruir el optimismo (pensamiento filosófico que defiende que nuestro mundo es el mejor de los posibles) para darse de bruces con la vida real, llena de claroscuros.
Aunque está ampliamente demostrado que Cándido es una obra de Voltaire, él jamás admitió la autoría de forma pública y fue publicada bajo un pseudónimo, “Monsieur le docteur Ralph” (“Sr. Dr. Ralph”, en su traducción literal al español). Es muy probable que, después de haber sido perseguido varias veces por sus obras, decidiera utilizar otro nombre con el que publicar sus escritos.

Para entender esta obra resulta fundamental conocer un poco al autor. Mientas que el Voltaire escritor es aquel que se hizo famoso a través de su trabajo como historiador, filósofo y abogado francés; el Voltaire hombre, el de carne y hueso, llevó una vida de lo más diversa y entretenida: desde ser apaleado por lacayos de un caballero de Rohan en 1726, hasta dictarse su arresto en 1734 a causa de su obra Cartas inglesas. Es bien sabido que, además, Voltaire era un ávido jugador, de hecho, ideó una forma de beneficiarse de las reglas de la lotería francesa, haciéndose con una parte del dinero que repartía durante años.
Las experiencias de este vividor, junto a su afilado intelecto, le permitieron satirizar la filosofía de Leibniz y hablar, mientras tanto, de los horrores que albergaba el mundo allá por el siglo XVIII. Cuando el protagonista de esta fantasía filosófica se percata de lo mal que funciona la sociedad llega a la conclusión de que la clave de la felicidad reside en “cultivar su propio huerto”. Esto podría interpretarse como “aporta tu grano de arena para cambiar la sociedad” o “construye la felicidad a tu alrededor y despreocúpate del resto”.
La transformación de Cándido es, para muchos estudiosos, la transformación novelada del propio Voltaire. Debido a las circunstancias sociales y literarias de aquella época, la obra jamás podría haber sido escrita como una autobiografía en un sentido estricto, pero sí podríamos estar frente a una autobiografía ideológica. Desde Edipo, su primera obra, hasta Cándido, Voltaire viaja de un más que considerable optimismo a un pesimismo moderado, en el que se fundamenta esta cruda historia de cambio, de viajes, catástrofes naturales y descubrimientos personales.

Lo que más nos sorprende es que Voltaire podría estar describiendo el proceso que viven millones de personas en la actualidad, desde que cobran consciencia de sus propias existencias hasta que descubren la complejidad del mundo inclemente en el que vivimos.
Por todo esto, Cándido puede ser una obra perfecta para reinterpretarse en relación a los tiempos que corren. Aunque Voltaire fue uno de los intelectuales dominantes de su siglo, su obra, heterogénea, desigual y contradictoria, se ha considerado visionaria y adelantada a su tiempo. Las intenciones del precursor de la Revolución Francesa, a la hora de poner en evidencia las desigualdades, los extremismos y la enrevesada forma que se nos ha ocurrido de organizar el mundo, bien podrían convertirse en un análisis escrupuloso de nuestros días.