BLADE RUNNER 2049 – ANÁLISIS SOCIAL DEL FILM
Atención: este post podría contener detalles sobre la trama y desenlace. Sapper Morton, el replicante al que da vida Dave Bautista en Blade Runner 2049, le dice al agente K “tú nunca has visto un milagro”. El agente K, otro replicante (solo que es un modelo más novedoso que además hace de Blade Runner) acaba con su vida, de forma impía. Quién le iba a decir a Joe-K que poco más tarde sus actos podrían proteger al milagro del que Morton hablaba.
Blade Runner 2049 da un par de respuestas, es cierto, pero también plantea una serie de cuestiones que se dejan en el aire. Una vez superada –en realidad, nunca del todo- la pregunta clásica (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, o lo que es lo mismo, ¿puede un androide ser más humano que un humano?) cabe abrir nuevas vías discursivas. Aquí les planteo dos más, ambas presentes en Blade Runner 2049, y que enriquecen la película de forma sorprendente: el amor entre Joe-K y Joi, y la lucha de clases.
UN BLADE RUNNER ESPECIAL
¿Es Rick Deckard un replicante? Descúbrelo en nuestra crítica de Blade Runner.
Hablemos de Joi…la simulación electrónica. Es algo así como un sistema cibernético de inteligencia artificial que, mediante un conjunto de cámaras, micrófonos, altavoces y hologramas, logra tomar una apariencia humanoide en un determinado espacio.
En la primera mitad de la película vemos, con el ejemplo de Joe-K y Joi, que no hay ningún complejo para hablar de sentimientos con sistemas informáticos. A día de hoy, hay gente que se sigue extrañando o mirando mal por el hecho de que haya quienes se han enamorado tras haber usado aplicaciones de ligar; sigue siendo, por tanto, un tema controvertido, ¿no? Pues bienvenidos a un futuro donde cualquier rastro de tradición sentimental se ha desvanecido como lágrimas en la lluvia. Cero tabúes.
Marx escribió: “La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas”. Por supuesto, en un futuro donde lo único que importa es el consumo, las relaciones ya han pasado a un segundo plano. Las “cosas” se valoran cada vez más, incluso en el único ámbito que pensábamos, era exclusivo de los humanos. Las relaciones amorosas.
Abrimos debate: ¿puede sentirse amor por una inteligencia artificial? Si nos ceñimos a la traducción cientifista, es decir, al conjunto de procesos químicos mentales, es posible que sí, sobre todo cuando nos deshacemos de cualquier tipo de prejuicio moral.
En Blade Runner 2019, Joi es una simulación que actúa. Y Joe-K lo sabe. Pero eso no le exime de disfrutar de su compañía. Justo antes de la secuencia en la que Joe-K entra por primera vez al piso, se nos muestra, de forma muy inteligente, los suburbios de la ciudad. Las calles no son seguras. Las personas no son seguras. La deshumanización es tan avanzada que nos sentimos más comprendidos por una máquina de diseño antes que por nosotros mismos. ¿Acaso no es esa la más perfecta alegoría de la perversidad que puede alcanzar un eficiente estudio de mercado?
Le hacemos seres a su gusto. Incluso los puede amar.
Cuando pensábamos que la división productiva ya no podía aumentar (la “clase replicante”, por debajo incluso del proletariado) llegan ahora las nuevas I.A, una nueva distorsión de la inteligencia humana que suple la soledad de quienes, paradójicamente, sufren los efectos del desarrollo humano. Un círculo cerrándose de forma siniestra y determinada.
En el fotograma de la imagen, Joe-K observa el anuncio publicitario de la empresa que fabrica a los modelos de Joi. Una manera sencilla, y aparentemente inocente, de ofrecer al espectador una mayor empatía con él (también se puede ver que la evolución desarrollista y acrítica continúa con el proceso de cosificación de la mujer, por cierto). La mirada ascética de alguien que se da cuenta de que las cosas que se aman en este mundo se han visto reducidas a meros servicios de usar y tirar. La mirada de quien asume que una relación con un ente inmaterial y no humano es algo que le resulta normal, tanto a él como a la idiosincrasia social.
De ahí que emprenda una travesía para ayudar a Rick, a luchar por algo que quizás sea real, en un mundo de luces de neón y maniquís cibernéticos. Como él mismo. Incluso si “solo” es un replicante, Joi asegura que es “especial” e incluso le sugiere que podría ser humano. Lo importante no era, en realidad, si era humano o no. Lo importante era que el replicante pudiera llegar a sentirse como tal.
LUCHA DE CLASES
¿Es Blade Runner 2049 una obra maestra? En nuestra crítica de esta secuela hallarás la respuesta.
Me van a permitir una tercera cita, esta vez, extraída de la película: «El mundo está construido sobre un muro que separa clases. Diles a todos que no hay tal muro…nos traerás una guerra».
Dudo de si Philip K. Dick, Ridley Scott o Denis Villeneuve son marxistas, pero el caso es que la referencia con uno de los conceptos claves del socialismo están presentes en Blade Runner 2049.
Si lo piensan, podríamos extrapolar la distinción entre clase burguesa-trabajadora, como clase humana-replicante. Sería un tercer eslabón de gente que no tiene ni derechos, ni el beneplácito de nadie. Al igual que los antiguos esclavistas esgrimían una justificación para hacer lo que hacían, los humanos tienen otra: la ausencia de “alma” o “humanidad real” de los replicantes (y tal y como hemos señalado arriba, no podemos olvidar la nueva división que suponen los hologramas).
Los replicantes reaccionan. Hay una especie de liga clandestina que pretende concienciar a todos los “legales e ilegales” de su condición, y de los motivos por los que deben reaccionar contra el yugo humano. Maldito Villeneuve, sabes lo que nos gusta.
Si la historia se repite y el hipotético futuro de la saga continúa así, es muy posible una nueva entrega centrada en el conflicto de ambas clases. Nuestro fracaso como humanidad llegaría el día en que las construcciones propias fueran, no solo más humanas, sino también más humildes, valientes y sensibles.
¿O acaso no sería parte de nuestra propia programación material? ¿Un paso más, quizás, en la inevitable cadena evolutiva? Tal vez los replicantes, como dice Wallace, sean el futuro. Solo que no de la forma en la que él lo entiende en Blade Runner 2049.
Diles a todos que el muro que separa las clases no existe, y obtendrás una guerra. Solo un idealista podría negar esta afirmación, aunque haya que matizarla un poco. La manipulación de las aspiraciones de los seres que habitan este y otros planetas, como método de control más efectivo. Acaso Joe-K es el único que lo ha entendido, acaso sacrifica su hipotética vida por la aspiración, no solo individual, sino de los propios humanos honestos y replicantes rebeldes. La aspiración de ver más allá de lo que las nuevas barreras electrónicas nos tratan de ocultar.
¿Qué pasó entre la película original y el 2049? Quizás deberías echarle un ojo a los cortos que hacen de interludio.
[…] Jane (1922, Hot Summer Nights) Sterling K. Brown (This Is Us, Black Panther) Edward James Olmos (Blade Runner 2049, Narcos) Keegan-Michael Key (Se armó el Belén, The Disaster Artist) Alfie Allen (Juego de Tronos, […]
Marx was right