FITO Y FITIPALDIS – RESEÑA DE UN ADMIRADO ESPECTADOR
Sábado, 9 de marzo. Santander. Tarde, como casi siempre, casi a las 22:30 horas de la noche, pero allá que vamos, camino al Palacio de los Deportes de la capital cántabra, más conocida popularmente entre sus gentes como La ballena, y que dicho sea de paso recuerda un poco al estadio del Bayern de Múnich en su aspecto. Pero esta noche no hay ningún partido de fútbol, aunque hayamos cenado en La taberna del estadio del Sardinero. La gente ya afina sus gargantas con cerveza y calimocho para el que será uno de los acontecimientos del año: el inicio de la gira estatal del 20 aniversario de Fito y Fitipaldis, 20 años, 20 ciudades, una de las bandas más celebradas y queridas que ha dado nuestro país, con el incombustible Fito Cabrales a la cabeza.
Yo, como humilde y admirado espectador que fui de este acontecimiento, os contaré mis impresiones. Con el pabellón lleno hasta la bandera, el concierto arrancó puntualmente con sus dos primeras canciones de la noche, «Siempre estoy soñando» y «Un buen castigo», para dar paso a dos éxitos incontestables en la carrera de Fito & Fitipaldis, «Por la boca vive el pez» y «Me equivocaría otra vez».
A estas alturas de la noche, ya era posible comprobar que la ocasión era de las de tirar la casa por la ventana. La organización no reparó en el despliegue técnico y todas y cada una de las canciones sonaron como la primera vez que las escuchamos en CD o en la radio, y la impresionante acústica del lugar hizo el resto, para propiciar la comunión inquebrantable entre grupo y público, cuyas voces se juntaron en una única bocanada de aire en la garganta de Fito Cabrales.
Una atmósfera envolvente de buen rollo, nostalgia y ganas de pasarlo bien que siguió adelante letra tras letra: «Quiero beber hasta perder el control», «Huyendo conmigo de mí», «Todo a cien», etcétera. A la singularidad del momento contribuyeron las intervenciones de los mencionados invitados especiales para el inicio de gira. Por un lado, Muchachito, quien además de animar los ánimos con anterioridad a la llegada de Fito y Fitipaldis, nos propició una actuación original en clave más rumbera del ex cantante de Platero y tú, mano a mano el uno con el otro. Por otro, Ariel Rot. El ex componente de Tequila no desentonó en un par de canciones que se hicieron cortas y en las que el público vibró con él, como uno más de los Fitipaldis.
Tras ellos, vinieron más grandes éxitos como si estuvieran de plena actualidad, sin que el tiempo hubiera pasado por ellos: «Entre dos mares», «Tarde o temprano», «La casa por el tejado», «Antes de que cuente diez»... No obstante, y pese a todo lo dicho, el momento más histórico de la noche llegó cuando el bilbaíno ofreció a su entregado público uno de esos regalos que tienen un hueco reservado en la memoria privilegiada de cada individuo, una canción que no tocaba en directo desde hacía más de una década y que un 9 de marzo en Santander fue silbada al aire por miles de personas, quienes tuvieron «Rojitas las orejas» de la emoción, una canción simple e intensa, inmensamente sencilla.
El público podía ver perfectamente en su cabeza, en un escenario en ese momento acústico, que Fito tocaba, guitarra en mano, con la presencia invisible de Manolo Chinato y el Robe en cada acorde, hasta que ese aura mística que un día generaran los componentes de Extrechinato y tú terminó con un silencio roto en atronadores aplausos, posiblemente los más emocionados de la noche.
Al final, todo terminó con otros tres himnos: la melancólica e inmortal historia de «Soldadito marinero», «Entre la espada y la pared», y la canción con la que Fito acaba siempre sus conciertos, ese cántico vital que invita a seguir paso a paso, aunque no sepas nada, por el simple hecho de seguir y de descubrir el camino, qué te voy a decir, si como todos yo «Acabo de llegar».
Una postrera canción que en sí misma es una paradoja, no sólo por su puesto en la lista musical del concierto, sino para unos tipos que, tras 20 años, han cosechado su mayor y mejor etapa de éxitos, mientras tocan con la energía, la alegría y la ilusión de quienes acaban de empezar, y aunque su vocalista y líder diga que sigue buscando la melodía, lo cierto es que llevan mucho tiempo enseñándonosla.
También lo seguirán haciendo en una extensa gira que ya ha empezado y que será inmortal para muchos, y eterna para este grupo de cumpleañeros. Desde Creative Katarsis, ¡larga vida al rock’n roll!